Reise, jinete del viento.

Los trovadores de la región narran la historia de sus héroes. (Historias escritas por los jugadores)

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seba172
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Reise, jinete del viento.

Mensaje por seba172 »

Perros y niños


-Aquí está el maldito crió, ¿donde está mi dinero?

La voz de la mujer no se quebró ni un poco al recibir unas míseras monedas de Plata a cambio de su tercer hijo. ¿Por que debía hacerlo? Ella no pidió tenerlo y el niño no servía para nada, no era ni fuerte ni particularmente sano y una boca más que alimentar hace todo más difícil.

En los barrios bajos de alguna villa perdida por Amn se compra de todo y suelen pagar bien por ello, incluso personas. Dicen que los esclavistas tratan bien a sus animales mientras ellos se comporten.

Ahora Welsh no era más que eso, un animal, una propiedad, un esclavo que tenía que ser entrenado, solo habría que buscar para que sería especialmente bueno ¿Limpieza, cocina, diversión, el juguete de algún perverso? Siempre hay un noble excéntrico dispuesto a pagar por un niño joven bien entrenado.

Pero hay algo que los niños y los animales salvajes comparten, no tienen respeto por la autoridad. Intenta tu convencer a un perro sin adiestrar para que se siente o a un pequeñajo de unos 6 años para que te limpie tu habitación o te haga un buen té. No, no es tan fácil, el animal te ignora y el niño, el niño es peor, hará un berrinche, llorará, pedirá por sus padres y si es de los intensos quizás hasta te muerda.
Por eso la gente prefiere adiestrar animales, las personas son más difíciles.

Pero los esclavistas tienen técnicas para todo, son hombres muy versátiles, déjales un perro y en menos de un mes le enseñarán a sentarse y dar la pata, entre mas inteligente sea el perro, menos palos habrá que darle. Algo que los animales y los jóvenes comparten.

Todo buen esclavista sabe que lo primero qué hay que enseñarle a un esclavo es a conocer su lugar, “quebrarlo” como le dicen en la jerga que ellos usan. Unos cuantos años de dormir en el suelo con un grillete en sus pies y de comer sobras, pegarle lo justo (¿no queremos que el producto se eche a perder verdad?) y exigirle de más. Cuando lo compren pensará que está en el cielo con sus nuevos dueños, hasta estará agradecido el pobre diablo.

Ahora lo llamaban Kopolo, un nombre que significa “esclavo” en algún dialecto perdido en el sur.

Poco tardó Kopolo en entender cuál era su lugar, al primer berrinche le sucedió una buena tunda, a la primera queja unos azotes, si preguntaba de más no cenaría y si quería opinar sobre algo, lo metían en su jaula. Pero eso es lo bueno de los niños pequeños, aprenden rápido lo que se les enseña.

Pero había un problema, era un dolor de cabeza para sus entrenadores, al poco tiempo el niño hacía todo sin chistar y parecía tener buenos modos, incluso con el que se encargaba de azotarlo de tanto en tanto. Pero había algo, un pequeño brillo en sus ojos, un deje de esperanza que parecía nunca apagarse, ningún noble quiere un esclavo con esperanzas ¡para eso tienen a sus hijos! Mientras ese brillo siguiese ahí, Kopolo valía lo mismos que cuando lo compraron, unas míseras monedas de Plata.

Así pasaron unos cuantos años para Kopolo que ya tenía unos 12 inviernos vividos, el gran día se acercaba, dentro de poco habría una “Feria” en los barrios bajos, donde exhibirían a los animales y a los esclavos bien entrenados. Los nobles enviarían a sus alfiles de confianza a comprar la mejor mercadería que El Oro pudiese pagar y con un poco de suerte, el joven Kopolo llamaría la atención de alguno.

Ese día fue especial, a Kopolo le permitieron tomar un baño y le dieron ropa sin agujeros. Había que exhibirlo como el gran producto que era. Quizás una cara amargada que contrastase con esas pintas harían que algún comprador cayese en la trampa. En la trampa de comprar a un niño que aún no pudo ser quebrado.
Última edición por seba172 el Mar May 26, 2020 6:33 am, editado 2 veces en total.
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seba172
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Re: Susurros de las brisas

Mensaje por seba172 »

Vindt, el guía de los caminos ocultos.
-Vindt... Vindt... dirígete a Amn

Le susurró el viento en el oído.

El hombre seguía el sendero mientras una capa oscura cubierta de antiguas runas de protección ondeaba en dirección al este, llevada por una fuerte brisa.

-Que bueno escucharte de vuelta

Respondía el montaraz en voz alta y con una sonrisa tranquila.

Sin pensarlo dos veces Vindt cambio de dirección a favor de la brisa, no era la primera vez que el viento pedía algo, y cuando el viento te habla al oído, debes obedecerlo, por que solo cosas buenas pueden pasar.

Al este ciento dos pasos, y el viento cambio al sur. Al sur cuatrocientos cinco pasos y el viento cambio al noreste. Al noreste cincuenta pasos y cada vez que cambiaba la dirección del viento, Vindt se dejaba llevar.

Así fue cómo llegó ,luego de dos días de caminata, a una pequeña villa perdida en Amn . El viento lo guió hasta la plaza principal donde el pobre mercado mostraba sus igual de pobres productos. Frutas pronto a estar podridas, pescados que no estaba frescos y carne seca llena de moscas.

-¿Y que quieres que haga aquí?

Pregunto en voz alta, algunos campesinos lo miraron de reojo y siguieron a sus tareas.

-¡Hey! ¡No me dejes de hablar ahora!

Dijo mas fuerte en un reclamo que fue más brusco de lo que el pretendía.

-Yo haría lo que me pidieses, por unas cuantas monedas, incluso hablarte un poco.

Una mujer suelta de ropas salia de una callejuela. Vindt había llamado su atención, la villa no solía tener muchas visitas, aparte de los nobles que eran dueños de las tierras de cultivos y su personal de confianza.

El montaraz suspiro y observo a la prostituta con media sonrisa cansada mientras rebuscaba en su bolsa alguna que otra moneda.

-Hola primor, dime algo interesante ¿Que se cuece de nuevo en esta pequeña villa? Un buen amigo me dijo que venga hasta aquí pero no me dijo para que

Mientras se acercaba con algo de soltura a la mujer, extendió la mano, ofreciéndole 10 lunas.

Rauda, la chica tomó las monedas y las guardo, el dinero fácil siempre es bien recibido y es mucho más fácil compartir algo de información a un desconocido que complacerlo en otros asuntos.

-Pues si es un chisme lo que buscas, te estás perdiendo de la gran “feria” qué hay en los barrios bajos, quizás ya quede poco que comprar.

Ella sonreía pícara mientras acariciaba el pómulo de su “cliente”.

-¿Y que venden en esa gran feria?

Pregunto con media sonrisa pícara, pensando dos veces cobrarse todo lo que había pagado.

La mujer se acercó al oído del hombre y con una voz susurrante que pretendía ser sensual

-Ya sabes, todo lo que una persona con dinero puede necesitar y no puede conseguir en una plaza cómo está. Drogas, artículos de contrabando, animales adiestrados para la caza

una pausa de menos de un segundo que pretendió ser dramática se sucedió por una leve sonrisa en los labios de la dama que dijo con algo de sorna

-Esclavos


Las brisas que rodeaban a Vindt se convirtieron en fieros vientos cuando la mujer dijo esa última palabra.
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Re: Reise, jinete del viento.

Mensaje por seba172 »

Brisas y Huracanes.


Raudo y fiero fue el viento camino abajo pero más rápido fue Vindt, el tiempo corría sin pausa como las brisas en los descampados.

Esclavos, humanos reducidos a objetos, grilletes en sus tobillos, látigos en sus espaldas.

Ante este pensamiento Los ojos del montaraz se inyectaron de sangre, la furia corrió en sus venas, sus pies parecían no tocar el suelo, sus manos sostenían una gran espada, su mente enajenada, se movía por designio.

Giro a la derecha por el callejón, menos luz, menos caras amigables, nadie se animó a detenerlo, se hubieran arrepentido.

Vientos arremolinados, chispas salían de sus dedos, plegarias que exigían castigo, la lluvia comenzó a caer por los pliegues de su capucha, las ventanas de madera se cerraron violentamente, las hojas se levantaron del suelo, la fuerza contenida, el ojo del huracán velaba por el.

Una casa maltrecha, una entrada violenta, jaulas, animales que no paraban de gañir, los pájaros volaron, los sicarios alzaron su mirada, un niño cabizbajo azotado hasta el desmayo, la venta había terminado, solo el quedaba.

Furia de los dioses por manos humanas.

Una frase brotó de los labios antes de la masacre.
“Lo que la brisa planea, el huracán lo ejecuta”
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Re: Reise, jinete del viento.

Mensaje por seba172 »

El Encuentro en la Tormenta



La lluvia azotaba las calles de la pequeña villa mientras Vindt se adentraba más en los barrios bajos, guiado por la fuerza del viento y su propia determinación. En su mente resonaban las palabras de la prostituta sobre la "gran feria" en la que se vendían desde drogas hasta esclavos. La idea de humanos reducidos a mercancía avivaba la ira en su interior, alimentando su determinación de detener semejante atrocidad.

Los callejones retorcidos parecían conducirlo hacia un destino incierto, pero su instinto le decía que se acercaba a algo importante. A medida que avanzaba, los sonidos de la vida cotidiana se desvanecían, reemplazados por un silencio tenso y opresivo que presagiaba el peligro.

De repente, una figura emergió de la penumbra, moviéndose con la agilidad de un depredador. Era un hombre fornido, con una mirada fría y calculadora que chocaba con la ferocidad contenida en los ojos de Vindt.

"¿Quién eres tú y qué haces en nuestros dominios?" gruñó el hombre, su voz resonando con autoridad.

Vindt se mantuvo firme, enfrentando al desconocido con determinación. "Vindt, guia de los caminos ocultos" se presento con su titulo, aunque no esperaba que el bruto reconozca su iglesia " he venido para detener la vileza que se lleva a cabo en esta feria de la que tanto hablan", respondió, su voz impregnada de una determinación inquebrantable.

El hombre dejó escapar una risa burlona, desafiante. "Tú solo no puedes detenernos, vagabundo. Mejor pierdete antes de que nos encarguemos que nadie te pueda encontrar".

Una ráfaga de viento furioso pareció responder a las palabras del hombre, haciendo crujir las estructuras cercanas y enviando escombros volando por los estrechos callejones.

"No te enfrentas a mi, te enfrentas a la ira del viento", afirmó Vindt con calma, su voz resonando por encima del rugido de la tormenta.

La confrontación entre ambos hombres era inevitable, como dos fuerzas de la naturaleza chocando en medio de la tempestad. En ese momento, el destino del niño esclavos que allí yacia pendia de un hilo, mientras la lluvia seguía cayendo y el viento rugía con furia desatada.
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