Los días son tranquilos, he llegado a este pueblo después de haber arrastrado todo aquello que antes fui. El templo me recibe con los brazos abiertos y la gente es mas amable de lo que me esperaba. Nadie conoce que soy , ni que fui, solo el ahora.
El señor del alba, ha sido una bendición desde que lo conocí, todo lo que soy, todo lo que ahora hago es gracias a esta oportunidad.
Hace algún tiempo, vengo oyendo de un aventurero llamado Satori, que una reina liche ha sido liberada haciendo gran temor en Nevesmortas, así que he decidido abrir los libros del plano negativo para averiguar más sobre ello. Rituales, sacrificios, magia, filacterias... Un sin fin de objetivos con la misma intención de la inmortalidad. El señor del alba, es claro en sus palabras, esta prohibida la nigromancia.
He tenido oportunidad de bajar, fuimos muchos; Satori, Pepe, Delediel, un enano apestosin y algunos que no llego a acordarme. Notamos como la magia se reveló en la tierra y decidimos bajar a eliminarla de una vez por todas.
El trayecto no fue difícil, la reina sabia que bajábamos y nos esperaba una serie de pequeñas trampas de las cuales fuimos evadiendo poco a poco. En la mitad del camino, comenzó a complicarse la cosa, una enviada de la misma, decidió formularnos preguntas a lo largo de la cripta, probándonos sobre nosotros mismos y nuestra integridad. No consiguió grandes resultados y pudimos llegar a la cámara principal sin muchos problemas, hasta que llegamos. Mostró su gran poder dándose a conocer como la soberana, alzando un gran aura y protección sobre sí misma mientras levantaba no muertos por toda la sala.
Cuando quise darme cuenta intentando aguantar mi aura sobre los no muertos, vi como Delediel desaparecía entre un amasijo de filacteria intentando desactivarla. Cuando la vi desaparecer, no pude evitarlo y la seguí, no se que fue lo que active pero entre en la misma cámara donde había ido a parar Delediel , me alegre porque estuviera con vida y allí mismo lo vimos, la filacteria original.
Decidimos que era el momento de poner fin a todo, destruimos el altar y la piedra rojiza, volviendo de inmediato hacia donde estaban los compañeros vislumbrando una novedad, habíamos acabado con la protección de la reina y era el momento de acabar con su magia.
Los próximos minutos fueron rápidos, todos dimos lo mejor de nosotros, el combate no duró demasiado gracias al señor del alba y pudimos purificar el lugar.
Volvimos y descansamos, habíamos hecho algo bueno por Nevesmortas , por primera vez.
Hoy el trabajo era sencillo, llevar rosas rojas, azules y flores de Mystra a Clari, la anciana de Nevesmortas que siempre tiene problema con las ratas de su casa, me pregunto porque no se muda al fin de cuentas...
En el camino, nos encontramos a un jarrero bastante preocupado por una mercancía que le habían robado, ese día estábamos muchos de nosotros, quisimos ayudarle así que acabamos la entrega con Clari y nos dispusimos a investigar sobre ello.
Primero llegamos al hospicio donde nos encontraríamos con más gente que se uniría al trabajo y más tarde, hablamos con los gitanos de la bifurcación, que tenían algo de información.
Pudimos llegar a Sundabar y allí hablamos con el hombre que recibe los bueyes , pagamos una suma de oro por la información, que resultó ser erronea, así que eso nos llevo a la taberna local, donde encontraríamos tanto al culpable como al que nos dio la falsa información.
El mediano al que encontramos, estaba en el almacén cuchicheando con el otro hombre, apretando un poco la conversación pudimos conseguir de nuevo las jarras y llevarse las al posadero del Blasón de Nevesmortas.
Descubrimos que las jarras eran mágica, jarras sin fondo, cosa que nos extraño, cuando íbamos a dárselas al buen hombre, este apenas quiso pagar a todos los que íbamos alli y acabamos en una discusion donde tuvo que entrar hasta la guardia local .
Al final todo se solucionó, pero la próxima, tendré mas cuidado con lo que se pacta.
Un gran tumulto de gente se acomodó en la puerta Norte de Nevesmortas. Un carruaje había parado ante ella junto a unos viajeros que buscaban un artesano para su rueda, para cuando llegue pude ver viajeros con capuchas verdaceas y túnicas de colores de las que no podría reconocer. Elfos de portes nobles y de gran carisma se acercaron al pequeño grupo que nos encontrábamos allí, una elfa poso su atención en mi dedicándome su acento élfico mezclado con el común. Necesitaban arreglar la rueda y para ello, me dispuse a medirla para ir posteriormente al pequeño campamento de Pather, con tan mala suerte, de que al introducir la cinta por ella se enredó y cai hacia delante haciendo partir el eje y casi mi cabeza.
La elfa me atravesó con una mirada fugaz, el resto de los acompañantes de la viajera, casi me destrozan allí mismo por haber roto su carruaje. Pero tuvieron piedad por decirlo de alguna manera, después de pagarle los daños por el eje vieron que podríamos hacer algo más que arreglar el carruaje. Nos invitaron a hacer un pequeño trabajo, deberíamos acompañar al carruaje hasta el camino de la bifurcación, protegiéndolo de los peligros adyacentes de los que se expondría.
La mayoría acepto, dando su brazo a torcer a regañadientes, la desconfianza era común aunque el camino corto, podriamos ganar unas pocas monedas, por el mero hecho de dar un paseo.
No tuvimos demasiados problemas al comenzar, pero una vez avanzamos notamos que los carruajes estaban emanando protección mágica, al principio no empezamos a echarle cuentas hasta que comenzaron a atacarnos trasgos , sus fuerzas eran mayores de las que imaginábamos, se transformaban en pequeños lobos negros. El grupo pudo abatir a la gran carga de trasgos , comenzando la traviesa durante toda la noche, hasta llegar a la bifurcación, donde allí pudimos descansar por fin. Una figura alta y de rasgos arcanos asomó por el carruaje, bajo de este y se nos presentó como Norfin ( Y una gran cantidad de apellidos que no recuerdo), decía ser de la casa Simarune, dandonos las gracias por habernos protegido del viaje y que en proximos dias tendria otro trabajo para nosotros. Después de esto, nos pago por el trabajo, volvimos a quedar en Sundabar y saco de su bolsa mágica una casa tan grande como Nevesmortas y yo me pregunté. ¿De verdad el nos necesitaba para el viaje ?
Pasaron dos lunas, tiempo más que suficiente para que el señor alto elfo, se dispusiera a acomodar y a incluirnos entre sus planes. Sundabar, ciudad abarrotada de comerciantes, gente capaz de enfretarse en la arena por unas pocas monedas.
Nuestro grupo llego a Sundabar, nos apostamos en la taberna mas cercana ya que era de noche. Muchos no nos conocíamos y tendimos una mano unos a otros, entre cervezas para presentarnos. Entre el bullicio y las conversaciones subidas de tono, algunos en el fondo comenzaron a discutir con una dama la cual estaba impacientandose. Así que decidi salir a tomar el aire, estaba todo cargado y oscuro, el estomago tenia un rugir extraño, no me sentía comodo.
El alba se hizo pronto, incline mis rodillas y mis mas encima de los muslos mirando el mismo cielo, Delediel pronto salió entre las puertas e hizo que mi rostro se tornara en una sonrisa.
No tardaron mucho más el resto de aventureros, la biblioteca abria sus puertas y nos esperaban.
Dentro de ella, una mujer de habitos nobles y de gran altaneria, se presentó ante nosotros. Nos llamo uno a uno y nos ojeo como si fueramos simples mercenarios, nos trato como a siervos, apuntandonos de uno en uno los nombres, indicandonos, que el señor Norfin, requeria de nuestros servicios por un motivo, deseaba encontrar un antiguo arco perdido de hace mucho tiempo y de gran valor para el. Cuando dijo la suma, muchos se sorprendieron y otros jugaron a las espaldas. Aquel requisito, iba a dar más de un quebradero de cabeza.
Blackwood, asi se llamaba el ultimo aventurero que tuvo en sus manos ese arco, de hace mucho tiempo ya desaparecido, seria nuestra pista. Un relato sobre su amante fue lo siguiente. La casa Silmaure, tenia cierto interes sobre ello y el oro, era bastante alto. Proximo camino, la Flecha del Destino.
Un pequeño recóndito lugar entre el oeste de Nevesmortas, cubierto de arboleda. Se encuentra La Flecha del Destino, un antiguo lugar donde los aventureros tuvieron lugar en antaño, una alianza entre mercaderes. Aunque para algunos fué más que eso, un lugar donde poder vivir y reunirse, hablar y tomar grandes decisiones. Es aqui donde Satori y yo vinimos a buscar pistas.
La entrada cerrada a cal y canto, nos fue dificil de acceder sino fuera porque Satori encontró la llave debajo de una loza. El lugar deshabitado después de tanto era oscuro como silencioso, aunque estaba cuidado, deseando volver a ser retomado. Mientras el buscaba entre la mesa yo encontré una nota entre la estanteria, antiguas anotaciones de hacia mas de 187 años. "Orden de Partida de la Expedicion, Campamento Bedin, Oasis de la Luna. Blackwood".
-."Tenemos lo que buscabamos"-. Exclamé a Satori mientras salimos de aquel lugar.
En un pequeño rincón, de la arboleda, entre la birfurcacion y Sundabar, escondido a los ojos de los hombres, se encuentra el santuario de Mielikki. Hecho por la mano de los antiguos druidas, bendecido por las deidades, aguarda a aquellos viajeros cansados. En nuestros caminos encontramos a una aventurera elfa, que decía ser la pareja del primer dueño del arco, Walaanela Ycane ( Destino Ultimo), su interés se forjo cuando le hablamos de Blackwood y de su búsqueda. Nos dejo acompañarla en un pequeño sendero hacia lo que se suponia que iba a ser, encontrar algun mensaje perdido, lo hallamos, la bus queda encarnizada por chamanes lagartos en el mismo santuario nos indicó que no estábamos solos. Alguien mas buscaría tal destino. La elfa encontró un manuscrito entre la fuente, en palabras enanas que no llegue a comprender, la historia que albergaba, contenian palabras inconexas que solo la elfa sabría. Así, nuestro nuevo destino se forjaba en Abdar, aun nos quedaba el Oasis de los Bedin. ¿nos estabamos alejando de nuestro cometido tal vez?.
Del polvo te retomo. Mi cubil pequeño que guardo aquí en la atalaya del alba, he abierto tus hojas y me he vuelto a perder entre tus palabras. Libro de mis pensamientos, yo te anote y vi cuanto me aconteció, olvidé y ahora recuerdo.
De mis palabras escritas Satori y Delediel son las que más retornan los pasos con los que empecé a escribirte. Ahora me sumo en la pena , pero solo para poder recordar aquello en lo que empecé y puedo seguir. Doy gracias por todo lo que me encontré y me dejaste que pudiera escribirte. De cuanto aconteció y de todas las personas con las que pude reir, añorar, pensar y amar. Vuelve a recordar mi viejo libro, pero no solo por lo que hicimos, sino por lo que te tengo aun que contar.
Silencioso y amable, eres tu, dejame que pueda volver a plasmar, todo aquello nuevo por lo que quiero luchar, desde la luz hasta el ocaso, desde el frio o calido primaveral, nacido del vientre de tus tapas duras de fresno. Aqui quiero volver a parar.
Erand, segunda venida.
