Instinto Maternal
Camino de Adbar, hace 10 años…La caravana estaba formada por dos familias de medianos, tenían un contrato comercial con la ciudadela de Adbar, en donde vendían sus mercancías que provenían de Lurien, cada cierto tiempo viajaban hacia la Marca Argentea.
El viento helado soplaba suave aquella noche, dentro de la carreta una joven mediana da el pecho a su hija recién nacida, cuando se queda la pequeña saciada la coloca delicadamente en la cuna y la que tapa abrigándola.
De pronto la caravana se detiene en mitad del camino, una barricada en llamas impide continuar –Emboscada!.- gritan.-una lluvia de flechas les cae encima, los medianos se protegen como pueden pero algunos caen sin vida, los mas aguerridos se enfrentan a un numeroso grupo de gnolls, la lucha termina con la muerte de todos los medianos.
Solo quedaban las mujeres que no sabían pelear y con el saqueo los gnolls acaban matándolas, una de las criaturas lleva consigo la recién nacida, deposita la cuna en el suelo, la niña llora desconsolada. Una disputa entre ellos empieza por decidir quien lleva la presa al líder del campamento gnoll.
Los gritos de las criaturas cesan cuando se escucharon varios aullidos en la oscuridad de la noche, la manada de lobos enormes se lanzo velozmente sobre los gnolls, acabando con ellos, los carros ardían y un olor a madera quemada llenaba el lugar.
El llanto de la niña llamo la atención de una enorme loba que se acerco olfateando la cuna, lo que hayo fue una recién nacida.
El animal se quedo desconcertado mirando a la pequeña, nunca habia visto nada igual, la loba no dudo y cogió al bebe cuidadosamente con su fuerte mandíbula llevándolo hacia el bosque legendario, al llegar deposito despacio a la niña donde descansaban sus cachorros, extrañamente aceptaron su presencia, se convirtió en un nuevo miembro de la camada.
La pequeña movia las manitas intentando tocar el morro mientras la loba la aseaba con su rasposa lengua, Nakawé reia al sentir cosquillas. Los primeros años la loba la amamantó junto a sus cachorros, fue un tiempo realmente apacible, jugueteaba a cuatro patas intentando alcanzar a las demás crias de la manada, lo que más le gustaba a Nakawe era dormir acurrucada muy cerca de la loba que la adopto.
Cuando ya paso de gatear a caminar le fue fácil jugar con los lobos jóvenes pues iba mas deprisa, la trataban como una igual, entre juegos y juegos la mediana aprendía a vivir entre lobos.
Aquella tarde desde la entrada de la cueva Nakawé observaba la lluvia que caia en el bosque, sonrió al ver a los lobos volver de una jornada productiva de caza, ese dia comerían bien, la pequeña mediana fue corriendo a recibirlos y quedo toda empapada, su madre empujo juguetona con su hocico a Nakawé, ella se le abrazo y juntos se adentraron a la guarida, eso si después toco que la secaran bien.
La comida fue exquisita, la pequeña había aprendido a comer la carne de las presas que cazaba la manada, la primera lección que le mostraron era no salir de noche, solo los mas expertos en supervivencia podían salir de la cueva. Una vez que quiso salir con un fuerte gruñido de su madre no le quedaron ganas de salir en la oscuridad.
Dos jóvenes lobos juguetones se abalanzaron sobre Nakawé, la pequeña sonrió dejándose atrapar, varios lametones mojaron toda la cara de la mediana, el cariño y los fuertes vínculos había forjado un amor duradero, aquella manada era su familia.
En la actualidad…
Las arenas del tiempo avanzaron, la niña en compañía de los lobos aprendió a desenvolverse por el bosque, correteaba junto con sus hermanos lobunos. Nakawe se despertó a primera hora de la mañana, vio a su madre partir y la siguió hasta que se tropezó cayendo al suelo, momento en que perdió su rastro, salió de la espesura y camino sin rumbo buscando la loba.
Sin darse cuenta se perdió, no se sabe cuanto estuvo andando pero el destino la llevo a las puertas de la villa de Nevesmortas, allí aprendería a labrar su camino.
