DVALIN DE INGRA
Dvalin de Ingra, hijo de Prejik de Ingra, hijo de Aradun Buscafortunas, nació en la pequeña colonia de Ingra situada entre la ciudad de Mirabar y Luskan. Esta colonia enana ubicada a los pies del Espinazo del mundo fue fundada por Aradun, el abuelo de Dvalin, hace aproximadamente unos 450 años. Aradun, junto a otros 5 clanes enanos, decidieron emigrar de Maestroherrero y crear una nueva colonia. Esto fue debido a que dichas familias estaban ya cansadas del mandatario Amo y Señor de los clanes Estrogue Asstro y deseaban quitarse ese yugo. Así pues, en busca de fortuna e independencia, estas cinco familias empezaron a construir un pequeño asentamiento en la falda del "Pico de Asmund". En ese lugar del “Espinazo”, la zona parecía estar a salvo de los orcos y trasgos, así que la colonia consiguió excavar una serie de túneles y salas para crear aquello que llamaron hogar.
En poco más de 50 años Ingra se convirtió en una pequeña colonia bien asentada y defendida, muchas caravanas y mercaderes empezaron a recurrir a Ingra como refugio seguro entre muchos de los caminos peligrosos que cruzaban esas montañas. Además, Asmund contenía una mina de adamantita que la colonia empezó a explotar, permitiéndoles así generar cierta economía y estabilidad. Conforme pasaron los años, Ingra fue cada vez más conocida, y eso llamo la atención de amigos y enemigos. La segunda generación de colonos, entre ellos Prejik, empezó a sufrir las consecuencias de las incursiones y ataques de Orcos, Osgos y Trasgos… Aún y así, la colonia seguía en pie después de más de 300 años desde su fundación.
Entre ataques y el trabajo duro de la explotación de la mina de adamantita, nació Dvalin, el cual se crió junto a sus padres, su hermano mayor Edric y su hermano menor Farnir. Los tres hijos estaban destinados a aprender la profesión de su padre, un maestro de la minería, y por supuesto a su vez también debían aprender a defender la colonia. Las armas y los picos formaron parte de su niñez y los tres vástagos tenían total intención de continuar con el legado de su padre, hasta que el destino llamo a sus puertas...
Cuando Dvalin aún era un jovencísimo enano, Ingra sufrió un brutal ataque liderado por el jefe del Clan Orco Rocanegra, más de 300 orcos formaban parte de sus filas. El ataque acabo con gran parte de la colonia enana… Ese día Dvalin estaba junto a otros jóvenes muchachos en la entrada de la mina cuando fueron sorprendidos por el ataque de los Rocanegra. Contra todo pronóstico, Dvalin sobrevivió a la incursión que realizaron más de una veintena de orcos en las puertas de la mina. Todos los demás muchachos murieron, pero Dvalin fue tocado por la “Gracia de Tempus”… Instantes antes de que empezara la batalla, el mismísimo Tempus bendijo las armas y el alma de Dvalin, otorgándole una fuerza y una vigorosidad propias de un guerrero más que experimentado… Después de la dura y cruda batalla librada entre enanos y orcos algo cambio en Dvalin, empezó a sentir la llamada de algo más allá de lo terrenal, algo más místico, algo más divino… Empezó a sentirse como una pieza en un engranaje de algo mucho mayor, como si una fuerza muy poderosa guiara sus actos… Tempus había entrado en su vida, y él así lo acepto, convirtiéndose en un fiel devoto del dios.
Dado que tanto Ingra como sus colonos quedaron muy mermados después de este último ataque, y las incursiones a la colonia habían incrementado notablemente en los últimos años, los líderes de las 5 familias fundadoras de Ingra decidieron abandonar la colonia en busca de mejor fortuna para los suyos. Por suerte, los padres y hermanos de Dvalin, sobrevivieron al ataque. También su tío Fergur y su otro tío Gunnar salieron indemnes. Fergur y Gunnar emigraron a Adbar y a Felbarr respectivamente. Los dos eran buenos fundidores y artesanos que en seguida encontraron su lugar en esas fortalezas enanas. Prejik, junto a su esposa y sus tres hijos, decidió ir a Mirabar. Esta era una gran ciudad que ofrecía muchas oportunidades a un maestro minero como él.
Dvalin y sus tres hermanos se asentaron en Mirabar con intención de proseguir con sus vidas, y continuar también con su legado. Pero al poco tiempo de llegar a Mirabar, Dvalin se dio cuenta de que ese no era su lugar… Tempus le había hecho participe de su cruzada y no podía quedarse en Mirabar ni un minuto más. Sentía la llamada de la guerra, la llamada de la fuerza de la batalla, Tempus tenía reservado un destino diferente para el joven enano. Así pues, después de una difícil batalla dialéctica con sus progenitores, estos entendieron que él debía seguir su propio camino y que así los dioses lo habían dispuesto.
Dvalin sentía que ya no le ligaba nada ese tipo de vida que le ofrecía la ciudad, era hora de dejarse guiar por el camino de la batalla. En ese momento decidió prestar su brazo armado como mercenario, trabajando principalmente con pequeños grupos de soldados a los que se les encargaban trabajos muy diversos, desde escolta de mercancías, hasta la protección de torres de vigía. El joven enano vagó desde el “Espinazo del Mundo” hasta “Damara”, pasando por “La Costa del Dragón”… Tempus entendió que Dvalin necesitaba aprender, luchar y vivir la batalla antes de estar realmente preparado para librar las guerras que el destino le tenía preparado. Para ayudarlo en su labor, el dios le brindo el poder de dominar su fuerza otorgándole un don especial para ello. Además, dado que el enano era un tanto temerario e incluso a veces un poco incauto, Tempus considero que también era adecuado facilitarle el dominio de les artes del engaño y la ocultación, de esa manera tendría una oportunidad de salir de los embrollos en los que él solo se metía.
Después de un largo periodo de aprendizaje (más de un lustro), una de tantas noches en las que Dvalin estaba rezando antes de tomar un merecido descanso… algo paso… El vínculo con Tempus de repente se volvió mucho más intenso de lo habitual, parecía que estaba ahí mismo, justo delante de él. Había llegado el momento de un cambio, así se lo hizo saber, claro y directo, debía dirigirse a la Marca Argéntea y dejar de prestar su brazo al mejor postor, su destino estaba ligado al de “La Marca” y él debía cumplir con su deber allí si eso era lo que Tempus quería.
El azar quiso que recibiera esa llamada cuando se encontraba en la otra punta del mundo, sus encargos como soldado lo habían llevado al sur-este de Faerûn, y él sabía que tenía que recorrer un largo viaje hasta llegar a donde se le necesitaba. Pero eso no fue casual… El destino así lo había dispuesto, ya que tenía que encontrarse con Ty’rell y Aaron por el camino, pues el futuro de ellos dos también estaba ligado a “La Marca”. Pero bueno eso es otra historia…
No había pasado más de un año des de que Tempus le había encomendado ir a la Marca Argéntea y ahí estaba Dvalin, frente a la puerta de Nevesmortas junto a Ty’rell y Aaron a punto de cruzarla!
En poco más de 50 años Ingra se convirtió en una pequeña colonia bien asentada y defendida, muchas caravanas y mercaderes empezaron a recurrir a Ingra como refugio seguro entre muchos de los caminos peligrosos que cruzaban esas montañas. Además, Asmund contenía una mina de adamantita que la colonia empezó a explotar, permitiéndoles así generar cierta economía y estabilidad. Conforme pasaron los años, Ingra fue cada vez más conocida, y eso llamo la atención de amigos y enemigos. La segunda generación de colonos, entre ellos Prejik, empezó a sufrir las consecuencias de las incursiones y ataques de Orcos, Osgos y Trasgos… Aún y así, la colonia seguía en pie después de más de 300 años desde su fundación.
Entre ataques y el trabajo duro de la explotación de la mina de adamantita, nació Dvalin, el cual se crió junto a sus padres, su hermano mayor Edric y su hermano menor Farnir. Los tres hijos estaban destinados a aprender la profesión de su padre, un maestro de la minería, y por supuesto a su vez también debían aprender a defender la colonia. Las armas y los picos formaron parte de su niñez y los tres vástagos tenían total intención de continuar con el legado de su padre, hasta que el destino llamo a sus puertas...
Cuando Dvalin aún era un jovencísimo enano, Ingra sufrió un brutal ataque liderado por el jefe del Clan Orco Rocanegra, más de 300 orcos formaban parte de sus filas. El ataque acabo con gran parte de la colonia enana… Ese día Dvalin estaba junto a otros jóvenes muchachos en la entrada de la mina cuando fueron sorprendidos por el ataque de los Rocanegra. Contra todo pronóstico, Dvalin sobrevivió a la incursión que realizaron más de una veintena de orcos en las puertas de la mina. Todos los demás muchachos murieron, pero Dvalin fue tocado por la “Gracia de Tempus”… Instantes antes de que empezara la batalla, el mismísimo Tempus bendijo las armas y el alma de Dvalin, otorgándole una fuerza y una vigorosidad propias de un guerrero más que experimentado… Después de la dura y cruda batalla librada entre enanos y orcos algo cambio en Dvalin, empezó a sentir la llamada de algo más allá de lo terrenal, algo más místico, algo más divino… Empezó a sentirse como una pieza en un engranaje de algo mucho mayor, como si una fuerza muy poderosa guiara sus actos… Tempus había entrado en su vida, y él así lo acepto, convirtiéndose en un fiel devoto del dios.
Dado que tanto Ingra como sus colonos quedaron muy mermados después de este último ataque, y las incursiones a la colonia habían incrementado notablemente en los últimos años, los líderes de las 5 familias fundadoras de Ingra decidieron abandonar la colonia en busca de mejor fortuna para los suyos. Por suerte, los padres y hermanos de Dvalin, sobrevivieron al ataque. También su tío Fergur y su otro tío Gunnar salieron indemnes. Fergur y Gunnar emigraron a Adbar y a Felbarr respectivamente. Los dos eran buenos fundidores y artesanos que en seguida encontraron su lugar en esas fortalezas enanas. Prejik, junto a su esposa y sus tres hijos, decidió ir a Mirabar. Esta era una gran ciudad que ofrecía muchas oportunidades a un maestro minero como él.
Dvalin y sus tres hermanos se asentaron en Mirabar con intención de proseguir con sus vidas, y continuar también con su legado. Pero al poco tiempo de llegar a Mirabar, Dvalin se dio cuenta de que ese no era su lugar… Tempus le había hecho participe de su cruzada y no podía quedarse en Mirabar ni un minuto más. Sentía la llamada de la guerra, la llamada de la fuerza de la batalla, Tempus tenía reservado un destino diferente para el joven enano. Así pues, después de una difícil batalla dialéctica con sus progenitores, estos entendieron que él debía seguir su propio camino y que así los dioses lo habían dispuesto.
Dvalin sentía que ya no le ligaba nada ese tipo de vida que le ofrecía la ciudad, era hora de dejarse guiar por el camino de la batalla. En ese momento decidió prestar su brazo armado como mercenario, trabajando principalmente con pequeños grupos de soldados a los que se les encargaban trabajos muy diversos, desde escolta de mercancías, hasta la protección de torres de vigía. El joven enano vagó desde el “Espinazo del Mundo” hasta “Damara”, pasando por “La Costa del Dragón”… Tempus entendió que Dvalin necesitaba aprender, luchar y vivir la batalla antes de estar realmente preparado para librar las guerras que el destino le tenía preparado. Para ayudarlo en su labor, el dios le brindo el poder de dominar su fuerza otorgándole un don especial para ello. Además, dado que el enano era un tanto temerario e incluso a veces un poco incauto, Tempus considero que también era adecuado facilitarle el dominio de les artes del engaño y la ocultación, de esa manera tendría una oportunidad de salir de los embrollos en los que él solo se metía.
Después de un largo periodo de aprendizaje (más de un lustro), una de tantas noches en las que Dvalin estaba rezando antes de tomar un merecido descanso… algo paso… El vínculo con Tempus de repente se volvió mucho más intenso de lo habitual, parecía que estaba ahí mismo, justo delante de él. Había llegado el momento de un cambio, así se lo hizo saber, claro y directo, debía dirigirse a la Marca Argéntea y dejar de prestar su brazo al mejor postor, su destino estaba ligado al de “La Marca” y él debía cumplir con su deber allí si eso era lo que Tempus quería.
El azar quiso que recibiera esa llamada cuando se encontraba en la otra punta del mundo, sus encargos como soldado lo habían llevado al sur-este de Faerûn, y él sabía que tenía que recorrer un largo viaje hasta llegar a donde se le necesitaba. Pero eso no fue casual… El destino así lo había dispuesto, ya que tenía que encontrarse con Ty’rell y Aaron por el camino, pues el futuro de ellos dos también estaba ligado a “La Marca”. Pero bueno eso es otra historia…
No había pasado más de un año des de que Tempus le había encomendado ir a la Marca Argéntea y ahí estaba Dvalin, frente a la puerta de Nevesmortas junto a Ty’rell y Aaron a punto de cruzarla!