Reinhardt llegó a Nevesmortas junto a su amigo Killian. El viaje fue duro, pero el anonimato de la gran ciudad, le confirió la confianza que andaba buscando. La vida de Reinhardt nunca fue dura, creció en una pequeña villa, cerca de Aguas Profundas, allí siempre fue un chico popular. Su rostro hermoso, y su gran carisma, le habían brindado una oportunidad única que muchos envidiaban. Las mujeres andaban detrás de él, las gente del pueblo le apreciaba y los muchachos de la villa querían ser como él. Reinhardt tenía una vida agradable, sí, pero el destino es curioso, pues Reinhardt, anhelaba otros objetivos, que mas tarde, descubriría.
La adolescencia de Reinhardt estuvo marcada por Killian, su mejor amigo, un hermano para él. Ambos se complementaban perfectamente, Reinhardt era la cara y Killian el cerebro del grupo. Pasaron los años y ambos fueron a estudiar magia. Killian desarrolló sus poderes de forma temprana mientras que Reinhardt, se sentía algo inferior a su amigo al ver que se quedaba atrás, algo que le causaría celos respecto a su compañero de viaje.
Un día, su mejor amigo vino con un libro. Un libro que abriría las puertas a un mundo que Reinhardt, sin saberlo, andaba buscando. "Nigromancia", masculló Killian. Con solo oírlo se le pusieron los pelos de punta. El poder de la vida y la muerte, con eso podría llegar a ser un dios, alguien importante, alguien con poder, alguien... inmortal.
Reinhardt tenía todo en esta vida, sí. Pero había algo que no tenía, y era tiempo, tiempo para disfrutar de los placeres de la carne, de los lujos, de los caprichos y de todo cuanto soñaba. La vida humana era algo efímero, pero la nigromancia podría darle la vuelta a ese reloj de arena, o incluso doblegarlo a su voluntad para siempre.
HUÍDA
Tras leer un libro prohibido, Killian, consiguió reanimar a una rata que minutos antes había asesinado Reinhardt. Desgraciadamente el hechizo duró apenas unos segundos. Pero fue el suficiente tiempo para motivar a Killian a leer otro encantamiento, sin embargo, este salió distinto. Una explosión sacudió el ambiente mientras Reinhardt se acercaba a la rata. Esa distancia fue la justa para notar cómo la energía negativa recorría sus entrañas sin desmayarse, desgraciadamente Killian no corrió su misma suerte y cayó al suelo inconsciente.
Rápidamente, corrió a esconder el libro a un tocón cercano. La explosión se había escuchado en la lejanía, y una turba venía directa hacia ellos. Los pasos se oían muy cerca. Reinhardt tomó el cuerpo de Killian que seguía fuera de combate, y fingió pedir auxilio. Tras convencer a las gentes del lugar que un malvado encapuchado les había atacado, fueron a atender sus heridas. Sin embargo, cual fue su sorpresa al ver que la energía positiva les dañaba a ambos, mientras que la negativa, cerraba sus heridas.
Finalmente ese libro les había sentenciado. Las gentes del lugar desconfiaban de ellos, y la sed de conocimiento era demasiado grande como para quedarse allí. Ambos partieron a Nevesmortas, con la esperanza de encontrar la información y el poder, que tanto anhelaban.
- Una guarida, un harem de mujeres y la inmortalidad. No necesito más, Killian - Reía Reinhardt mientras se alejaba con su amigo por los senderos del bosque
